Sirvan estas fotos y este poema, como un grito de aliento desde su pasado histórico, en la lucha por conseguir el ansiado ascenso. La lucha del Racing estas semanas es la de tantos pequeños clubes, siempre en la zozobra para ascender de categoría (o para no descender) y evitar su desaparición ahogados por las deudas.
En mi colección he encontrado un carnet que perteneció al guardameta racinguista Joaquín Caller, que data de la temporada 1941-42, y dos fotografías de esa época.
Las fotos de este guardameta me recordaron un poema que nació en Santander, y que es uno de los escasos poemas inspirados en el fútbol. En 1928 los Campos de Sport del Sardinero fueron el escenario de la final de la Copa de Fútbol entre el F.C. Barcelona y la Real Sociedad de San Sebastián. En aquella época no existía el desempate a penaltis, por lo que fue necesario jugar tres partidos al acabar los dos primeros con empate a 1. Finalmente se impuso el Barcelona en el tercer partido por 3 goles a 1.
En el primero de esos partidos, jugado el día 20 de mayo, el portero del Barcelona, el húngaro Platko, se convirtió en héroe por su comportamiento. "Cuando la Real estaba achuchando la portería catalana, su delantero centro Cholin, en una posicion envidiable, avanzó hasta la portería. Cuando el gol parecía inevitable, el guardameta Platko realizó una gran estirada y se arrojó sobre el pie del jugador donostiarra conteniendo así el tiro, pero a cambio de recibir en la cabeza el golpe destinado al balón. La patada fue brutal, Platko quedó conmocionado y tuvieron que retirarle del campo para aplicarle 6 puntos de sutura en la herida ensangrentada." Platko volvió al juego con un aparatoso vendaje que perdería en el transcurso del juego.
Uno de los espectadores fue el poeta Rafael Alberti, que estaba escribiendo su libro "Sobre los Ángeles" invitado por José María de Cossío en su casona de Tudanca, y que asistió al partido invitado por su anfitrión. Impresionado, dedicó al guardameta la siguiente oda, aparecida en la primera página del periódico "La Voz de Cantabria" del día 27 de mayo de 1928:
En mi colección he encontrado un carnet que perteneció al guardameta racinguista Joaquín Caller, que data de la temporada 1941-42, y dos fotografías de esa época.
Carnet del guardameta del Racing de Santander, Joaquín Caller. |
Joaquín Caller durante un partido, Foto Albero y Segovia, Información Gráfica, Madrid, 7 de septiembre de 1941. |
Joaquín Caller durante un partido, Fotos Chapestro, Logroño, circa 1941. |
Las fotos de este guardameta me recordaron un poema que nació en Santander, y que es uno de los escasos poemas inspirados en el fútbol. En 1928 los Campos de Sport del Sardinero fueron el escenario de la final de la Copa de Fútbol entre el F.C. Barcelona y la Real Sociedad de San Sebastián. En aquella época no existía el desempate a penaltis, por lo que fue necesario jugar tres partidos al acabar los dos primeros con empate a 1. Finalmente se impuso el Barcelona en el tercer partido por 3 goles a 1.
En el primero de esos partidos, jugado el día 20 de mayo, el portero del Barcelona, el húngaro Platko, se convirtió en héroe por su comportamiento. "Cuando la Real estaba achuchando la portería catalana, su delantero centro Cholin, en una posicion envidiable, avanzó hasta la portería. Cuando el gol parecía inevitable, el guardameta Platko realizó una gran estirada y se arrojó sobre el pie del jugador donostiarra conteniendo así el tiro, pero a cambio de recibir en la cabeza el golpe destinado al balón. La patada fue brutal, Platko quedó conmocionado y tuvieron que retirarle del campo para aplicarle 6 puntos de sutura en la herida ensangrentada." Platko volvió al juego con un aparatoso vendaje que perdería en el transcurso del juego.
Uno de los espectadores fue el poeta Rafael Alberti, que estaba escribiendo su libro "Sobre los Ángeles" invitado por José María de Cossío en su casona de Tudanca, y que asistió al partido invitado por su anfitrión. Impresionado, dedicó al guardameta la siguiente oda, aparecida en la primera página del periódico "La Voz de Cantabria" del día 27 de mayo de 1928:
Oda a Platko
Ni el mar,
que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más rugía.
Ni el mar, ni el viento, Platko,
rubio Platko de sangre,
guardameta en el polvo,
pararrayos.
No nadie, nadie, nadie.
Camisetas azules y blancas, sobre el aire.
Camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko lejano,
rubio Platko tronchado,
tigre ardiente en la yerba de otro país.
¡ Tú, llave, Platko, tú llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo !
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Volvió su espalda al cielo.
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas sin viento.
El mar, vueltos los ojos,
se tumbó y nada dijo.
Sangrando en los ojales,
sangrando por ti, Platko,
por ti, sangre de Hungría,
sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto
temieron las insignias.
No nadie, Platko, nadie,
nadie se olvida.
Fue la vuelta del mar.
Fueron diez rápidas banderas
incendiadas sin freno.
Fue la vuelta del viento.
La vuelta al corazón de la esperanza.
Fue tu vuelta.
Azul heróico y grana,
mando el aire en las venas.
Alas, alas celestes y blancas,
rotas alas, combatidas, sin plumas,
escalaron la yerba.
Y el aire tuvo piernas,
tronco, brazos, cabeza.
¡ Y todo por ti, Platko,
rubio Platko de Hungría !
Y en tu honor, por tu vuelta,
porque volviste el pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario al viento abrió una brecha.
Nadie, nadie se olvida.
El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan.
Las insignias.
Las doradas insignias, flores de los ojales,
cerradas, por ti abiertas.
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.
¡ Oh, Platko, Platko, Platko
tú, tan lejos de Hungría !
¿ Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte ?
Nadie, nadie se olvida,
no, nadie, nadie, nadie.
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