lunes, 26 de septiembre de 2016

Visita virtual a la exposición Dióscoro Puebla: La fotografía y la formación de un artista

En mi último post anunciaba la inauguración de la exposición Dióscoro Puebla: La fotografía y la formación de un artista, en la sala Ángel de la Hoz, del CDIS del Ayuntamiento de Santander, y que permanecerá abierta hasta el 16 de octubre. A continuación se muestran varias imágenes de la misma para aquellos que no podáis acudir a visitarla, y del entorno de "Villa Florida"  la quinta de la calle Magallanes construida a finales del siglo XIX, en la que se ubican la Agencia de Desarrollo del Ayuntamiento de Santander, el CDIS (Centro de Documentación de la Imagen de Santander), la Sala "Ángel de la Hoz" y otras dependencias municipales.
La exposición se estructura en tres apartados: La estancia de Puebla en Roma como pensionado entre 1858 y 1862, su etapa como profesor y maestro de artistas en la Academia de Bellas de San Fernando y por último fotografías que le dedicaron compañeros y alumnos con fotografías de cuadros. También se muestra su diploma de Académico de número de la RABSF y varios libros dedicados por Alarcón.

 




































  

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Dióscoro Puebla. La Fotografía y la formación de un artista

El viernes 9 de septiembre, a las 19:30 horas, se inaugura en la Sala Ángel de la Hoz del Centro de Documentación de la Imagen de Santander (CDIS), la exposición Dióscoro Puebla. La Fotografía y la formación de un artista., en el marco de actividades programadas con motivo del XXI Congreso Nacional de Historia del Arte, que se celebrará en Santander del 20 al 23 de septiembre de 2016.



Las fotografías que se exponen forman parte de la colección que formó a lo largo de su vida el pintor Dióscoro Teófilo Puebla Tolín. Las más tempranas se pueden datar en torno a 1858 (año de su llegada a Roma), y las más recientes en la década de 1890. Todas ellas están relacionadas con su formación en Roma, con su actividad académica como profesor en Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y con sus relaciones con otros artistas, colegas y discípulos.

La fotografía que se muestra en el tarjetón de la exposición, es una imagen icónica que ha sido reproducida en diversos trabajos. Sobre ella publicó un estudio en 1979 Enrique Pardo Canalis en la revista de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando "Una fotografía histórica. Roma 1861". Se hizo en la azotea del estudio romano de los fotógrafos Gioaccino Altobelli y Pompeo Molins durante la visita del novelista Pedro Antonio de Alarcón a Roma (en la Navidad de 1860/61). Todos los presentes en la foto están identificados, y son de izquierda a derecha, el pintor Vicente Palmaroli, Dióscoro Puebla (sentado, con chistera), el musicólogo y compositor Mariano Soriano Fuertes, el agregado de la legación de España Fernando Fernández de Velasco, el fotógrafo Pompeo Molins (sentado, con boina blanca), el escritor montañés Amós de Escalante, José del Saz Caballero (con chilaba) amigo y compañero de Alarcón durante la campaña de África, Ramón Pujols capellán de la iglesia de Montserrat, los escultores Juan Figueras y José de Vilches, y a la derecha, mirando a sus compañeros y dando la espalda a la cámara en un gesto muy teatral, el propio Alarcón.

La sintonía de Puebla con Alarcón es un ejemplo significativo de las relaciones que hace durante su etapa de formación en Roma. El novelista llega en la Navidad de 1860 y Dióscoro le sirve de cicerone y también le acompaña a Nápoles y Pompeya. La amistad forjada en este encuentro les unirá el resto de sus vidas. Puebla pintará un retrato de Paulina Contreras, esposa de Alarcón, e ilustrará la portada de El sombrero de tres picos, y el novelista le dedicará sus Narraciones inverosímiles (1882), mostrándole su afecto:

A ti, mi querido artista; al noble pintor de El descubrimiento de América; a mi bondadoso cicerone en Roma; a mi paciente compañero de viaje en Nápoles y Pompeya; al más asiduo y taciturno tertuliano de mi casa; a ti, digo, van dedicadas, al volver a salir a la luz, estas Narraciones inverosímiles, fantásticas unas, románticas otras, y humorísticas las demás; escritas casi todas en mi niñez o en mi primera juventud, pertenecientes varias de ellas a una moda o gusto literario hoy abolido, pero que entonces hacía relamerse a los admiradores de Alfonso Karr, y sólo una («El amigo de la muerte») digna de que más experimentado y sabio escritor hubiese desenvuelto el profundo y generoso pensamiento que, al decir de respetables críticos, le sirve de tema, y que yo no sé por qué rara casualidad buscó albergue en mi pobre cerebro... De un modo o de otro, acepta la dedicatoria de estas obrillas, que en su mayor parte tienen casi tanta fecha como nuestra amistad, y sírvante para recordar alguna vez, si me sobrevives, el verdadero cariño que te profesa tu camarada. Pedro. Madrid, 1882.

Amigos y compañeros de tertulias, se apodaban el uno al otro “el ciego” (Alarcón) y “el sordo” (Puebla). 

De esta visita a Roma nos quedan dos testimonios escritos en sendos libros de viajes: el propio de Alarcón en el citado libro De Madrid a Nápoles, y el que hace Amós de Escalante en Del Ebro al Tíber.

Reverso del tarjetón

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