martes, 5 de mayo de 2020

Fotografía antigua e indumentaria tradicional

En mi anterior entrada en esta bitácora, hablaba sobre los hallazgos de fotografías en rastros y almonedas. Resulta relativamente frecuente encontrar retratos de estudio y fotografías, en las que la gente aparece ataviada con indumentaria tradicional. En el caso de Cantabria, destacan las amas de cría pasiegas -de las que ya he tratado en otras entradas- que por sí mismas forman una categoría, pero también se encuentran otras fotografías en las que los modelos se visten a la manera de campesinos, con mayor o menor rigor según los casos, en la elección del atavío. Hoy cuento en esta entrada con la colaboración de Gustavo Cotera, un experto en lo relativo al traje regional y autor de numerosos libros sobre el tema, quien realizará los comentarios sobre la indumentaria que lucen los retratados.

Retrato pareja de niños vestidos de  aldeanos vascos. Pablo Hojas, Santander, 1914

Comenzamos con este bonito retrato, obra del fotógrafo Pablo Hojas Bedoya (1887-1950), primero de la saga familiar continuada por Pablo Hojas Llama (1914-1991) y Pablo Hojas Cruz (1945). El estudio de Pablo Hojas, estaba situado en el desaparecido edificio del Salón Pradera, que ocupó el solar del Castillo de San Felipe, y que ahora ocupa el edificio del Banco de España. En este caso tenemos la foto, el fotógrafo y también la fecha, anotada al dorso -Febrero 1914- lo que nos puede inducir a pensar que el traje que lucen quizás fuera utilizado como disfraz de carnaval.  En opinión de Gustavo Cotera: "Extraordinario documento sobre el traje vascongado, donde la pareja infantil reproduce un idilio aldeano en miniatura: él con la pipa de yeso, los amplios cuellos de la camisa y el pantalón de mil rayas con remontas muy características; ella, con la blanca sabanilla en la cabeza, porta un excepcional jubón de manga ancha sobre un pañuelo de percal rameado, como rameado es el delantal. Tan fiel es la estampa, que no olvidaron ni el pañuelo de mano que antes traían las campesinas".

Tarjeta postal. Fototipia de Castañeira y Álvarez, Madrid. Salón Pradera. Circa 1915.

En mi anterior entrada publicaba sendos retratos de los hermanos José María y Enrique González, vestidos al uso gallego. Se trataba de dos cartes de visite del fotógrafo santanderino Courbon (hijo) que podemos situar a mediados de la década de 1860.

Los hermanos José María (izquierda) y Enrique (derecha)  González, vestidos de gallegos. CDV. Fot Courbon (hijo). Santander. Circa 1862.

El comentario que me hizo llegar Gustavo Cotera, nos ayuda a apreciar mejor el interés etnográfico de las imágenes, y a ponerlas en valor: "Maravillosas fotografías de estos niños vestidos de gallegos en el Santander isabelino. Para los especialistas en indumentaria de Galicia son un testimonio de primer orden, pues la ropa que traen está llena de mil detalles rigurosamente copiados del traje nativo: desde los bordados en las solapas del chaleco hasta los sobrepuestos que enmarcan la trampa del calzón o la claveteada "moca". Sin pasar por alto el escapulario que traen al pecho." 


También a Gustavo debo la identificación de la siguiente fotografía, en formato tarjeta postal y con el sello del fotógrafo Samot al dorso, con un grupo de niños en traje regional en primer término. Se trata de los actos de traslado de los restos del pintor Casimiro Sainz, desde Madrid a Reinosa (19 de agosto de 1922). "Para la ocasión -indica Gustavo- se vistieron varias parejas de niños al uso de Campoo". El grupo posa en la puerta del cementerio de Reinosa y junto a los niños podemos ver a numerosas damas con mantilla, y un Guardia Civil en traje de gala.
Fotografía en formato tarjeta postal, Cementerio de Reinosa. Foto Samot, Santander, 1922


Detalle de la fotografía anterior

Como indicaba al principio, eran bastante habituales en las primeras décadas del siglo XX, las fotografías con gente vistiendo indumentarias de campesinos, en muchos casos intentando componer una escena costumbrista. Las que siguen son un ejemplo de dicha moda. "En Cantabria, como en toda tierra -indica Cotera- hubo un resurgir de disfrazarse de aldeanos, con resultados harto dudosos, salvo honradas excepciones".

La siguiente fotografía del estudio "Los Italianos" -fotógrafos de la Familia Real durante sus estancias santanderinas- tiene la particularidad de estar iluminada a mano. Este lujoso extra lo ofrecían algunos estudios a sus clientes en la época del blanco y negro. Se utilizaban acuarelas o anilinas, e incrementaba notablemente el precio del retrato.

Fotografía iluminada a mano. Los Italianos, Santander, circa 1920

En opinión de Gustavo Cotera: "Bonito retrato, muy guapa la moza y bien plantada. No luce delantal, algo insólito en la mayoría de los trajes populares, viniendo a remachar lo que ya dejaba claro Pereda, quien no cita el delantal cuando repasa detenidamente la ropa festiva de la montañesa. Está a falta del pañuelo de cabeza, pero no ha olvidado las trenzas, gala de la montañesa. Inapropiado el calzado y la panderetuca raquítica, cuando lo suyo era un pandero como un cedazo. En cuanto al calzado, según el inapelable magisterio de Pereda, procedería un zapato bajo muy escotado, con madroños. Los pasacintas y las puntillas de la camisa, también se dirían atildadura de últimas, pues la camisa primigenia no las tenía".

Escena aldeana de autor anónimo. Formato tarjeta postal. Circa 1920

Estas dos mozas, al igual que la anterior, no son campesinas, sino señoritas de buena posición que componen una escena costumbrista. Nos explica Cotera: "Visten el traje de las campesinas montañesas, sencillo a más no poder. Las abarcas y el cuévano les confieren el perfil de la tierra, aunque lo destacable es el soberbio paraguas, antaño complemento frecuente del aldeano, gustando mucho los encarnados y con cenefa, como el de la foto; cuando el hombre o la mujer emprendían un viaje a la villa cercana no olvidaban el paraguas, elemento que daba lustre a su ropa dominguera."

Niña vestida de pasiega, con sus juguetes, de autor anónimo. Formato tarjeta postal. Circa 1920

Y para terminar "una de las abundantes fotografías de niñas vestidas de ama de cría pasiega; era éste un disfraz casi obligado en los carnavales de toda España, e incluso de Hispanoamérica, disfraces que, en ocasiones, eran una exacta réplica en miniatura del vestir de la pasiega. De más discreto mérito, la niña de la foto lleva un esclarecido traje de cuadros y, aunque su peinado es una concesión al modernismo, sí trae con gracia el pañuelo, bien a lo vivo."

Finalizo esta entrada agradeciendo a Gustavo Cotera su valiosa colaboración y comentarios, que nos ayudan a entender la indumentaria tradicional que muestran estas fotografías.