Noche de Reyes en el Paseo de Pereda

Quizás de todos los reyes del mundo, los que más hicieron por el advenimiento de la República fueron los Reyes Magos de Oriente. A principios del siglo pasado, la mayor parte de los niños se tenían que conformar con unos zapatos nuevos, o en el mejor de los casos, si había juguetes, con una pepona de cartón, o un humilde juguete de madera, que eran acogidos como un tesoro. Eran años duros para las clases más humildes. Cada época tuvo sus juguetes "fetiche", codiciados por todos los niños, pero al alcance sólo de una minoría. Primero fueron las muñecas de porcelana y los  trenes eléctricos, en la posguerra la Mariquita Pérez y la bicicleta, en los sesenta el Scalextric. Pocos niños dejaban de incluir estos juguetes en sus cartas, pero a pocos les llegaban. Los Reyes eran de todos... pero de unos más que de otros.

Sin embargo, a las elegantes casas del Paseo de Pereda llegaban con generosidad. La fotografía que se muestra a continuación salió de una de esas casas de la burguesía santanderina: altos techos decorados con estucos, paredes enteladas, con numerosos cuadros, suelos cubiertos por grandes alfombras, lámparas con figuras "art nouveau". Por  su formato de 8 x 16 cm., posiblemente fue recortada y presentada sobre un cartón, con idea de mostrar sólo la escenografía dispuesta alrededor del árbol de Navidad para presentar los regalos en la noche de Reyes: una muñeca de porcelana en su caja, una cocinita metálica con varias cazuelas de juguete, un baúl sobre la silla, y a la derecha lo que podría ser una cuna. Está claro que la reina de la casa era una niña. Por los juguetes, la foto y el cartón, podríamos datar la foto en torno a 1910.

En este caso se dio la curiosa de coincidencia de que junto con la fotografía encontré el baúl que aparece en ella, y que permaneció en la casa hasta que fue vaciada, cien años después.

Haciendo doble click sobre la foto, se agranda.

Fotografía sobre cartón. Sin indicación de fotógrafo. Circa 1910.

  

´Detalle parcial de la fotografía anterior.

El baúl 100 años después...

A pesar de todo, si hay que elegir, antes Reyes que Papa Noel. ¡Voy corriendo a poner mi calcetín!