jueves, 15 de octubre de 2020

Ione Robinson. Una mirada al exilio republicano, en la Libería Gil. PhotoEspaña 2020

Desde el 1 al 31de octubre de 2020, la Librería Gil de Santander, dentro del festival PhotoEspaña 2020, acoge esta muestra sobre la fotógrafa y pintora norteamericana Ione Robinson (Portland, Oregon 3/10/1910, Paris /11/1989). Se exponen 7 positivos vintage; el primero de ellos es un retrato de la artista realizado por el director de cine soviético Serguéi Eisenstein, al que conoció durante su estancia en México en 1931 mientras rodaba la película ¡Que Viva México!.

 

Serguei Eisenstein. Ione Robinson en la Hacienda Tetlapayac.

El resto de las fotos, realizadas por esta fotógrafa documentan el exilio republicano en los momentos finales de la guerra civil: los niños de Morelia, la expedición a Chile en el Winnipeg, y los campos de concentración franceses de Argelès y Barcarès.   

También se exponen dos óleos realizados durante su estancia en Barcelona en 1938, con sendos retratos de niños republicanos, el libro autobiográfico publicado por ella en 1946, y varios catálogos de sus exposiciones. 

El diseño y montaje de la exposición ha corrido a cargo del galerista Juan González de Riancho.

Para saber más sobre la biografía de Ione Robinson, recomiendo leer el capítulo que le dedica el periodista Javier Rubio Navarro, en su blog Retratos de la otra vida de Luis Buñuel.  

A continuación incluyo algunas fotos a modo de visita virtual a esta exposición.

 


  
































viernes, 26 de junio de 2020

Doce amas de cría al uso de Pas, seleccionadas y comentadas por Gustavo Cotera

Tanto se extendió entre la nobleza y la burguesía española la moda de tener un ama de cría pasiega, que su traje regional llegó a identificarse con el trabajo de ama de cría, y pasó a considerarse casi como un uniforme de trabajo. Para estas familias de la clase alta era un símbolo más de distinción social que su vástago fuese paseado por una nodriza engalanada con su traje de pasiega. Un paso casi obligado en este ritual de ostentación era la visita al estudio del fotógrafo, donde el ama de cría y el niño se hacían retratar luciendo sus mejores galas, obteniendo así un recuerdo para la posteridad y una fotografía más que añadir al álbum familiar.
Retrato de ama de cría pasiega. Carte de Visite. Fotógrafo L. Ynfante, Madrid. Circa 1865

Durante años he ido reuniendo en mi colección todos los retratos de amas de cría pasiegas que tuve ocasión de adquirir, con el límite lógico de que tuviesen un precio razonable. A fecha de hoy son cerca de cuarenta los que he conseguido reunir. 

Los doce retratos que veremos en esta entrada han sido seleccionados entre ese conjunto por Gustavo Cotera, experto en indumentaria tradicional y autor de numerosas publicaciones sobre el tema, con cuya valiosa colaboración vuelvo a contar en esta bitácora. La selección se ha realizado atendiendo a criterios etnográficos, no fotográficos, aunque en la mayor parte de los casos coincide el interés y riqueza del atuendo con la profesionalidad del fotógrafo, para mayor disfrute del espectador. Los retratos abarcan diferentes técnicas y formatos, y su ámbito temporal se ciñe al siglo XIX, desde 1860 a 1895 aproximadamente. Algunos de los más tempranos, son contemporáneos a las fotografías de amas de cría pasiegas que se conservan en la colección Castellanos, de la Biblioteca Nacional. 

A partir de este punto doy entrada a Gustavo, quien después de realizar una introducción sobre lo que supuso el ama de cría pasiega, nos comentará los detalles más significativos de cada uno de los retratos seleccionados.

Doce amas de cría al uso de Pas, comentadas por Gustavo Cotera. 

Desde la antigüedad se conoce la figura de la nodriza, generalmente una joven madre campesina a quien se contrataba para amamantar a los hijos de los ricos, y así las elegantes recién paridas no estropeasen sus cuerpos. Ya en la segunda mitad del XVIII se distinguían las pasiegas por ejercer tal oficio en gran parte de España: robustas, sanas y tiernas con los niños, su fama creció hasta el punto que mujeres de otras regiones se hacían pasar por pasiegas imitando su habla y su traje. Decir pasiega era decir ama de cría - y así lo recoge el diccionario - a pesar de que asturianas, vascas y gallegas competían con ellas en el mercado lácteo. Pero a todas sobrepujaron las de Pas, y su indumento vino a erigirse en distintivo de la profesión, si bien hubo excepciones vestidas al uso de su rincón nativo.

Con la entrada de las pasiegas en Palacio para criar a los vástagos reales, las cabañeras se encumbraron aún más si cabe: desde la reina a la esposa del banquero, aristócratas y burguesas hacían ostentación de su pasiega, luciéndola en el paseo, en el teatro y en la iglesia. Llegado el término de la lactancia, la nodriza volvía a su aldea con espléndidos regalos y un buen montón de duros de plata.


1.- Fotografía de Leandro Desages, Santander.

Fotografía cuyo mayor mérito es su antigüedad; el ama, de rostro varonil y su poco de bozo, viste sobrio jubón y delantal guarnecidos de terciopelo, siendo la saya de tartán, género de cuadros escoceses que hizo furor en el Romanticismo, y que pronto incorporaron las pasiegas a su traje. Destaca en la campesina su pulcro peinado y el pañuelo velando el pecho, tal y como lo disponían campurrianas, lebaniegas y montañesas en general. Se diría que trae enormes pendientes de filigrana, pero lo borroso de la imagen no deja afirmarlo.
Retrato de ama de cría pasiega con niño. Leandro, Santander. Circa 1865.


2.- E. Juliá, Fotógrafo, Madrid.

Sonríe aquí el ama esforzándose en sujetar al pequeñín, que niño es el retratado, pues desde antiguo los críos varones gastaban faldamentas hasta los tres o cuatro años. Va la nodriza correctísimamente vestida, peinada y tocada al uso de Pas, aunque sin los rutilantes galones, cadenas y alamares tan característicos de su oficio, una austeridad que seguiremos viendo en otros retratos y que choca con el arquetipo del ama de cría empavesada como un galeón. Sí parece llevar alfilerones al moño, además de corales al cuello y las orejas.

Retrato de ama de cría pasiega con niño. E. Juliá, Fotógrafo, Madrid. Circa 1865


3.- L. Ynfante, Fotógrafo, Madrid.

Soberbio retrato que nos muestra el empaque de aquellas mujeronas de Pas, de airosa chaquetilla, peto escarlata y sayas sobrepuestas hasta lograr el volumen de una campana, acudiendo incluso a rellenar las caderas para que más abultasen; apreciamos los grandes pendientes "de pata y careta", las gargantillas de coral, las pesadas cadenas de donde colgar relicarios, cruces y medallas; y, si nos fijamos más, vemos que la lugareña con porte de reina trae los dedos de ambas manos engastados en tremendas sortijas, lujo que ya observó Amós de Escalante en el siglo XIX, cuando dice de la pasiega: "...en sus manos centellea muchedumbre de anillos".
 
Retratos de ama de cría pasiega, sola y con el niño. Cartes de Visite. Fotógrafo L. Ynfante, Madrid. Circa 1865.


Detalle de ambas manos ensortijadas con aire orientalizante, atribuyendo quizás a estos anillos una virtud secreta.


4.- Fotografía de Leandro Desages, Santander.

Otra nodriza en arreo pasiego tan elegante como severo; chaquetilla, delantal, saya y peto van en el mismo tono, sin más joyas que los largos pendientes, algo que se contradice con el atávico afán de la chatarucia por alhajarse. A notar, igualmente, que el delantal sólo se adorna abajo y no por los costados, lo que le merma prestancia. Concesiones al gusto burgués parecen la doble guarnición de las bocamangas y el desplazamiento de la raya del peinado. Y, como curiosidad, si ampliamos la foto, veremos la forma de aplicar las cintas de terciopelo en saya y delantal, cosidas sólo por su borde superior en un ahorro de hilo y trabajo.
 
Retrato de ama de cría pasiega. Formato Cabinet. Fotógrafo Leandro Desages, Santander. Circa 1870.


5.- M. Hebert, Fotógrafo, Madrid. 

Lo primero que nos llama la atención en esta nodriza son sus tremendas arracadas de monedas de plata, como de monedas de plata son los gemelos que abrochan el cabezón de su camisa. Pendientes así, a menudo acompañados por un collar a juego, constituían las señas de identidad del ama de cría pasiega; la del retrato luce gruesos corales, la chaquetilla y saya conjuntadas, mientras el delantal y el pechero muestran diferente tonalidad. El acomodo del pañuelo no es el garboso y empingorotado de otras variantes locales. 

Retrato de ama de cría pasiega con niño. Formato Cabinet, Fotógrafo M. Hebert, Madrid. Circa 1875.


 6.- Fotografía de Leandro Desages, Santander.

Es pena que tan guapa pasiega se haya desvanecido al paso del tiempo, pero todavía podemos imaginar su gallarda planta vestida de rico tartán, el delantal vareteado de terciopelo y esterillas de oro, monedas de plata y rojos corales en orejas y garganta, y todo el primor en su peinado, las trenzas recogidas en moño donde cabalga un pañuelín de seda. Juzgo como atildaduras burguesas el cuello de puntillas y el desmesurado lazo trasero, una de cuyas caídas asoma hacia la esquina inferior.

Retrato de ama de cría pasiega con niño. Formato Cabinet, Fotógrafo Leandro Desages, Santander. Circa 1875

7.- Fotografía de Adolfo Eguren, Valladolid. 

Contemplamos un ama de delicado rostro y manos de gañán, con una de las cuales empuña el abanico. Su traje acusa la innovación de fundir chaquetilla y pechero en un solo cuerpo de escote cuadrado, novedad poco afortunada que se divulgó entre las nodrizas hasta bien entrado el siglo XX. También se resiente de modernez el primitivo peinado de raya en medio, desplazándola a un lado. La saya sí conserva la fanfarrona prestancia de las "pegas" de terciopelo orilladas de ancho galón de oro o plata, por norma el oro para los tonos granas o verdes, la plata para el azul.


Retrato de ama de cría pasiega con niño. Formato Boudoir (cartón de 135x215 mm), Fotógrafo Adolfo Eguren, Valladolid. Circa 1875

8.- Fotografía de Alfredo Esperón, Madrid.

Todo contribuye a darle un especial encanto a esta fotografía: los finos rasgos de la joven ama de leche, el teloncillo con el sendero entre abedules y el contraste de la moda campesina y el lujo de la criatura. Va la nodriza a lo pasiego, pero, tan sencilla que, prescindiendo del aderezo de monedas, bien podía echarse a los caminos con el cuévano a la espalda vendiendo queso y manteca.

Retrato de ama de cría pasiega con niño. Formato Cabinet, Fotógrafo Alfredo Esperón, Madrid. Circa 1875


9.- Fotógrafo E. Otero, Madrid.

Hacia 1840 escribe el francés Teófilo Gautier acerca de las numerosas amas de leche que pululaban por Madrid: "Las pasiegas de Santander, con su traje nacional, son consideradas las mejores nodrizas de España; llevan una saya de paño rojo y un jubón de terciopelo negro". Junto a estas pasiegas de rojo y negro, había otras de sayas verdes, azules, amarillas..., colores rotundos al gusto de las cabañeras; pero, poco a poco, se fueron introduciendo en el vestir campesino refinados cromatismos que las clases altas escogían en su pugna por ver quién lucía la nodriza más elegante. Un buen ejemplo lo tenemos aquí: coloreada la estampa según las prendas originales, vemos armonizar el suave paño color de lila con el terciopelo púrpura y el negro delantal, todo con pasamanos de oro; sobredorada, asimismo, la plata de botonaduras, cadenas, cruz y pendientes, en una de cuyas monedas aún se distingue la efigie de Alfonso XII.

Retrato de ama de cría pasiega con niño, coloreada. Formato Boudoir, Fotógrafo E. Otero, Madrid. Circa 1895
Detalle de la fotografía anterior, donde se puede apreciar en los pendientes la efigie de Alfonso XII.

10.-  Audouard y Cía, fotógrafos, Barcelona.

Esta nodriza, pese a ser de las más modernas, sí que lleva perfectamente dividida al medio la mata de pelo, detalle el del peinado que nunca debe pasarse por alto, pues tanta propiedad confiere al traje. Lucieron las cabañeras largas  trenzas a la espalda, si bien para cargar el cuévano las arrollaban en moño. Poco a poco el rodete se fue imponiendo, como vemos en la imagen, envuelto en un airoso pañuelo de seda. El resto del traje sigue fiel al modelo pasiego, los pendientes tradicionales aquí transformados por la fantasía del platero.



Retrato de ama de cría pasiega con niño. Formato Cabinet (fotografía inalterable al carbón). Fotógrafo Audouard y Cía. Barcelona. Circa 1895.


11.- Fotografía de Pau Audouard, Barcelona.

Para acabar, la fotografía más moderna del presente grupo; nos lo indica el peinado en boga a finales del XIX y principios del XX, cuando elegantes y menestralas se ahuecaban el cabello sobre un churro de crepé, o pelo artificial; sin embargo, se preserva el inconfundible perfil de la pasiega en esta morenuca que sostiene el sonajero de plata de la cría: ahí está el pañuelo "a lo vivo" , los pendientes de monedas y las cadenas, aunque el pechero ya sea un simulacro. Se distingue el alto cabezón de la camisa vuelto en dos picos, insólito remedo de la camisa masculina que estilaron las pasiegas. 


Retrato de ama de cría pasiega con niño. Formato Cabinet, Fotógrafo Pau Audouard, Barcelona. Circa 1900.